Fue una de esas noches en las que te acostas deseando nunca más despertar, esas en las que te das cuenta de que a nadie le importás realmente.Dejó las pantuflas perfectamente paralelas a la cama rozando el cubrecamas de plumas extremadamente largo, con el que luchó para poder meterse bajo las sábanas y dejó caer su cabeza sobre la almohada con la esperanza de que fuera la última vez que lo hiciera.

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