Hay muchas y variadas maneras de decir basta. Las hay leves, las hay
vanas, las hay mentirosas o, en algunos casos, las hay rotundas?
esenciales.
Lo que sí es claro es que el basta pronunciado desde lo más profundo
siempre es fecundo, porque no solamente apunta a poner un fin a algo (un
"algo" que es importante definir bien, para no dar pasos en falso),
sino que genera la inauguración de otra etapa, otra circunstancia, sea
con otro actores, con los mismos actores transformados o en nuevos
escenarios.
Se debe al hecho de que el encuentro con ese basta (que
no es mero impulso, sino fruto de la maduración que llega a la acción)
significa un encuentro con el deseo más profundo.
El basta "ontológico", por llamar de esta surrealista
manera al que surge de lo profundo del ser, cuando por fin llega siempre
se dice con todo el cuerpo, con la vibración y convicción de todo el
ser puestos en acto y palabra plena.
Por eso, ese basta profundo siempre genera efectos
genuinos, de esos que despiertan a la vida y abren oportunidades, aunque
generalmente duelan o sinceren conflictos preexistentes.
No es fácil encontrar ese basta. El camino en su
procura está lleno de miedos, de obstáculos, de dudas y confusiones.
Pero la verdad siempre llega a la conciencia, y está en cada uno saberla
identificar para decir el basta que corresponda, ese que marca el
territorio, abriendo camino a un mejor porvenir. El cuerpo ayuda
diciendo lo suyo, el alma empieza a gritar que, de eso? no más.
Las ideas y especulaciones quedan repentinamente atrás,
la valentía aparece en clave de acto? de a poco, las nubes y la pesadez
que se han ido acumulando precipitan en lluvia ante la llegada del
rayo.
¿Cuándo ocurre eso? No lo sabemos, pero vale confiar en que los tiempos
llegan, y cuando lleguen se sabrá reconocerlos (a veces con ayuda de
gente buena cercana), porque no es el miedo y el mero aguantar estéril,
sino las ganas de vivir genuinamente la que marcará el día y la hora de
decir que, lo que fue, no es más, porque se desea otro camino para
realizar los deseos más profundos, por lo que se acabó lo que se daba.
a veces por editoriales como esta vale la pena leer el diario.
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